Bernardo Cabezón nació en la zona de Paimún, a orillas de una de las zonas más bellas del planeta, donde conviven el mágico lago Huechuláfquen y el mítico volcán Lanín. La particularidad de este hombre es que toda su vida la dedicó a trabajar en la montaña.
"Siempre conviví con la montaña porque nací entre ellas, pero luego de hacer el servicio militar obligatorio me quedé como baqueano de la zona en el Regimiento de Infantería y Montaña 26 (RIM 26) en Junín de los Andes. Llevo más de 30 años de servicio y actualmente soy el jefe de la sección baqueanos",
añadió. Cabezón, quien alcanzó el máximo grado en su carrera como suboficial siendo actualmente mayor, recordó que en su trayectoria como experto en montañismo
"me tocó ir a otras zonas. De joven realicé cursos en la Escuela Militar de Montaña en Bariloche, hice el básico y avanzado de andinismo y tuve la suerte de hacer cumbre en el Tronador, cuatro veces en el Pico Argentino y cuatro veces en la aguja del Catedral, además de otros picos muy famosos que son conocidos entre la gente de la montaña".
En cuanto a la tarea que cumple dentro del Ejército, Cabezón narró que
"el trabajo que desempeño junto a trece hombres que están a mi cargo es guiar y asesorar a las tropas y sobre todo al jefe del Regimiento en lo referente a pasos, senderos y sectores de responsabilidad del RIM 26. También realizamos rescates en el Lanín o en cualquier lugar de la zona donde nos convoquen".
Con mucha humildad y simpleza en sus palabras, Bernardo recordó que
"hasta el momento tengo registrados 76 ascensos hasta la cumbre del Lanín y en 7 oportunidades lo bajé esquiando".
El militar además de experto en andinismo es un eximio esquiador y por esa razón es actualmente el director de la Escuela de Esquí que núclea a los esquiadores militares o los familiares de estos.
Por si fuera poco tomó parte de los Cascos Azules durante el año 1994 en Croacia.
"Fue una experiencia muy linda porque la zona donde estuve era montañosa y tenía mucho contacto con la naturaleza; en las vacaciones de invierno de aquel año en lugar de regresar a la Argentina me fui a Italia y estuve en el Mont Blan (un pico de más de 4.000 metros). Recuerdo que subímos por un lugar conocido como Diente del Gigante en Italia y descendímos esquiando durante siete horas por un glaciar para llegar finalmente a Francia... fue una experiencia inolvidable".
Retornando al tema de su trabajo, Cabezón expresó que
"cuando tengo que guiar a mis superiores no hay ningún tipo de choque en cuanto al mando. Si soy el baqueano tengo que ir a la cabeza porque es lo que me corresponde y si digo vamos por una senda se va por esa y no por otra".
Uno de los recuerdos que emociona a Bernardo está relacionado con reconocimientos que ha tenido en su larga e intensa carrera como hombre de montaña. En 1977 hizo su primer rescate en el Aconcagua y obtuvo el "Cóndor de Plata" y cinco años más tarde, en 1982, logró el "Cóndor Dorado", máxima distinción en su especialidad. También recuerda con placer "haber diseñado y armado junto a mis hombres el refugio del RIM 26 en el Lanín"'.
Por Pablo Matilla