En otoño los gigantes se adueñan del Atlántico Sur. Cuando las aguas intensamente azules comienzan a llenarse de manchas negras es que han llegado las ballenas. Hay que prepararse para siete meses de saltos en el océano y de tiernas escenas entre madres y crías.
Los golfos Nuevo y San José, que rodean a la Península Valdés en Chubut, son el lugar elegido por la ballena franca austral para procrear y amamantar a su descendencia. El espectáculo está al alcance de los sentidos, sólo basta con trasladarse hasta Puerto Madryn (1.250 kilómetros de Buenos Aires) o hasta Puerto Pirámides, 100 kilómetros al oeste de Madryn.
La ballena franca austral (eubalaena australis) es un cetáceo enorme. Al nacer mide entre 4 y 6 metros y pesa 3 toneladas. Crece a razón de tres centímetros y medio por día, hasta alcanzar los 16/17 metros y las 50 toneladas cuando es adulto. Las hembras son más grandes que los machos. Es, sin dudas, uno de los animales más grandes del mundo y su sello característico es la enorme cabeza cubierta con callosidades.
Estos animales llegan a las aguas del Chubut para aparearse. La gestación dura un año y cada hembra da a luz sólo una cría por vez. Los dos años siguientes al nacimiento, la ballena madre se dedica en forma exclusiva a su cría. Durante los primeros 12 meses la amamanta y no se separa de ella, y al año siguiente procura que aprenda a valerse por sí misma.
Desde la playa El Doradillo, a 17 km de Puerto Madryn por un camino de tierra, se puede observar con facilidad cómo las madres juegan con los ballenatos durante horas. Este camino se puede hacer en auto.
Las ballenas comienzan a llegar a estas costas entre mayo y junio, y normalmente se quedan hasta noviembre o diciembre, época en que emigran hacia los mares más australes en busca de alimento.
Una de las curiosidades de la vida de estos mamíferos marinos está dada por su alimentación. Mantienen sus toneladas de peso a base de alimento microscópico que dejan entrar a través de las barbas que revisten su boca. Las ballenas no tienen dientes sino barbas que atrapan el krill y el plancton cuando llenan de agua su boca.
Para hacer avistaje de ballenas hay que viajar hasta Pirámides. Empresas de turismo ofrecen la excursión completa con el traslado incluido desde Madryn. La excursión de mediodía comprende sólo el traslado y el avistaje. La de día completo incluye un recorrido por el resto de la Península Valdés, visitando asentamientos de lobos y elefantes marinos, además de reservas de aves.
La excursión de avistaje consiste en un paseo en lancha para acercarse a los animales. No está permitido tocarlas ni acercarse demasiado a ellas. De cualquier manera, es imponente permanecer en el mar con estos gigantes alrededor.