Tantas veces comparado con el ave Fénix, en la historia del Hotel Llao-Llao se conjuga la fuerza pionera de los hermanos Bustillo con su magnífica arquitectura y la imponente belleza de un entorno inigualable.
Corría el año 1935 cuando Exequiel Bustillo decidió construir un gran hotel en Bariloche para atraer turistas de alto nivel económico al flamante Parque Nacional Nahuel Huapi. Emplazada en un lugar de ensueño, esta soberbia obra de arquitectura fue diseñada por el talentoso arquitecto Alejandro Bustillo, creador de otras importantes obras a nivel nacional como la Rambla, el Hotel Provincial y el Casino de Mar del Plata. Su proyecto fue elegido por concurso al poseer el estilo arquitectónico que más se adecuaba a las características de la región, y no, como muchos pensaron por su parentesco con el primer presidente del directorio de Parques Nacionales.
En 1936 comenzaron las obras. Se derribaron más de cinco mil árboles para esta construcción, generando un fuerte impacto ambiental en una zona boscosa, que muy pronto sería conocida en el mundo por sus verdes praderas. Así nació el Llao-Llao, que debe su nombre a un conocido hongo que crece en el ñire y el coihue, dos árboles de la zona. Construido enteramente en madera y piedra, con tejuelas de alerce en sus techos, el primer hotel contaba además con telégrafo, correo, una sede del Banco Nación, farmacia y una cancha de golf en las cercanías diseñada por Alberto Del Solar Dorrego. Las excepcionales vistas de su entorno se aprovecharon al máximo a través de balcones, terrazas, y ventanas, por las cuales se puede apreciar la maravillosa naturaleza que desborda en los alrededores.
La noche del 31 de diciembre de 1938 se llevó a cabo el primer baile social en sus salones, que "revistió brillantes contornos" según los diarios de la época. Pero fue oficialmente inaugurado el 8 de enero. La explotación comercial fue confiada al Plaza Hotel de Buenos Aires, considerado entonces como el mejor del país, y gracias a la certera administración de esta empresa se contribuyó a que muy pronto el hotel fuera considerado como el de mayor prestigio dentro de la sociedad argentina. Familias enteras viajaban con choferes y niñeras para alojarse por largas temporadas, y tenía áreas de servicio, habitaciones intercomunicadas y una intensa vida social y cultural.
Pero a pesar de las esperanzadas visiones de Bustillo, el Llao-Llao estuvo signado por la tragedia. El 29 de octubre de 1939, un voraz incendio destruyó completamente el hotel. Manuel Mujica Láinez en el diario "La Nación" calificó al siniestro con las perspectivas de un "duelo nacional" y escribía: "Las primeras informaciones tratan en vano de convencernos que de las largas galerías de troncos, de los salones rústicos y sin embargo, tan sombríamente suntuosos, nada queda"...
La desaparición del hotel fue un golpe muy duro para los Bustillo, pero no lo suficiente como para doblegar sus fuerzas, ya que de inmediato emprendieron la reconstrucción con más ímpetu que nunca. Un año después, el 15 de diciembre de 1940, en un tiempo verdaderamente récord, como el ave Fénix que resucita de entre las cenizas, el Llao-Llao abría otra vez sus puertas. El estallido de la guerra en Europa favoreció la llegada de un turismo internacional cada vez más selecto que encontraba consuelo en este lugar paradisíaco. Importantes personalidades nacionales y extranjeras se hospedaron en sus habitaciones para deleitarse con la majestuosidad de su entorno.
Pero pese a sus épocas de oro el hotel estuvo condenado al abandono por más de una década. Luego de distintas idas y venidas en cuanto su privatización, desde 1979 el hotel permaneció cerrado. Seis años más tarde, apareció en escena el Club Mediterranée que fue tan solo un "frustrado intento" de revivir al gigante dormido, mientras el inexorable paso del tiempo dejaba su implacable huella en sus salones y la maleza se adueñaba de sus parques y jardines. El Llao-Llao ya no era el mismo. Habían apagado su luz y silenciado su música para abrirle la puerta al deterioro y al olvido.
Recién en 1991 se privatizó nuevamente. La empresa que ganó la licitación fue Llao-Llao Holding quienes llevaron a cabo una remodelación, respetando el proyecto original de Bustillo y teniendo en cuenta su alto valor arquitectónico y paisajístico. El 3 de julio de 1993 lo inauguraron bajo el nombre de "Llao-Llao Hotel & Resort". Actualmente, el hotel está a cargo de la empresa IRSA. S.A. y ofrece innumerables servicios y actividades. Cuenta con una pileta climatizada y spa, una cancha de golf de 18 hoyos, el Nahuelito Club, un salón de juegos para chicos, una sala de T.V, un "business center" con computadoras, bicicletas, arquería, clases de tango, salsa, yoga y caminatas. Por otra parte, en sus salones se organizan congresos internacionales e importantes eventos como la Semana Musical Llao-Llao que organiza conciertos de excelente nivel para los amantes de la buena música.
Por Cristina Rafanelli