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Valle Medio: punto final para un éxodo de 400 años ver mapa

Valle Medio es un "bricollage" cultural. En esta región de Río Negro conviven comunidades de la más diversa procedencia: "viejos creyentes ortodoxos" de la Rusia continental, "Hmoob" (península de Indochina), "alemanes prusianos", alemanes de origen judío, una fortísima colonia boliviana dedicados a la horticultura, una histórica migración galesa. Toda esta diversidad sobre una base de la clásica inmigración italiana, española y libanesa que conforman el numen colonizador de este segmento de la ribera del río Negro (sobre unos 200 kilómetros). Como fondo una población criolla que alcanza aún a mantener algo de sus raices indígenas.

Los "Viejos Creyentes Ortodoxos"

Conocidos en el lugar como "rusos blancos" son los que exhiben, a pesar de estar asentados desde hace tres décadas en esta región, todo el color de sus tradiciones en sus vestimentas, sus creencias, lengua y forma de vida.

"Casacas" rusas y largas barbas en los varones, obligado tocado cubriendo el cabello y larga falda de vivos colores para el mundo femenino son algo a lo que ningún integrante de esta comunidad ha renunciado .

Afincados casi con exclusividad en el medio rural, unas 20 familias de "rusos blancos" mantienen su original modo de vida "campesino", viviendo gran parte de ellos una economía de subsistencia. Como excepción han adaptado rápidamente un sólo elemento occidental, siempre que las condiciones económicas se lo permiten, y es movilizarse en automotores sin limitante de género (sexo) para comandar el volante.

Cómo han venido a dar a estas tierras es una historia que se remonta a un éxodo de unos 400 años. Corrían las últimas décadas del siglo XVII, cuando estos eslavos de los montes Urales del imperio Ruso, bajo nominación de "Viejos Creyentes Ortodoxos", decidieron insistir en mantenerse fieles a las viejas escrituras bíblicas traducidas a su lengua haciendo frente al impulso revisionista del zar Alexis Romanoff y el patriarca de la iglesia ortodoxa Nikon, quienes los obligaran a migrar a la Siberia, después de asediarlos con persecusión y muerte.

Desde allí, fueron forzados al éxodo hacia la Manchuria china por la revolución rusa del 1917. Treinta años después la revolución de Mao los arrinconó en Hong Kong donde debió tomar cartas en el asunto la ONU, que les brindara apoyo para migrar a distintos puntos del planeta tan distantes como Australia, Nueva Zelandia, Argentina, Brasil , EE.UU. y Alaska.

Esta diáspora que se iniciara en los Urales casi se encuentra con su punto de inicio en la Siberia, al asentarse algunos de sus integrantes en Alaska después de cuatro siglos.

La persistencia en mantener su unidad como "comunidad" se pone de manifiesto en la constante comunicación que mantienen entre los grupos parentales diseminados entre puntos tan distantes del hemisferio norte y sur de América. Esta relación alcanza a las uniones matrimoniales y la mutua ayuda económica. El resultado es que de las 300 familias que partieran de Hong Kong a mitad del siglo XX, pese a la diversidad ambientes socio-culturales con los que se encontraron, aún mantienen intacta su identidad.