Esta casa era la única frente al desembarcadero que tenía teléfono, el primero de la ciudad. La abuela Paredes desinteresadamente colaboró avisando cuando llegaban los barcos, dando asilo a los marineros y brindando los galpones de su casa como depósito. Hoy es un monumento histórico y se la puede visitar.
En 1909, llegó desde España, Don Domingo Paredes en busca de trabajo y un lugar para su familia. El destino lo trajo hasta Río Gallegos, donde un estanciero le ofrece quedarse en una pequeña vivienda a cambio de cuidar su ganado.
En el año 1910, en el centenario de la Revolución de Mayo y habiendo conseguido trabajo en la Sociedad Anónima trae a su esposa Isabel Cerda y a su hijo mayor Fernando.
Isabel Cerda de Paredes, era de modales suaves, ojos vivaces, inteligente y bondadosa. Se destacaba por su sinceridad al aconsejar y siempre estaba dispuesta a dar una mano a quien la necesitara. Con los años doña Isabel, nacida en Valencia (España) sería conocida como la "Abuela Paredes".
La casa era pequeña, tenía solo dos habitaciones y al nacer los hijos se fue ampliando. Las nuevas habitaciones se hicieron con los mismos materiales originales: madera, machimbre y chapa. La remodelación que se le realizó trata de recrear el ambiente de la época, manteniendo el sistema de calefacción con salamandras y se restauraron los pisos que son de madera de lenga.
A principio de siglo, su casa era la única instalada frente al desembarcadero de la ría local, incluso se podían ver pasar los guanacos por la orilla de la ría. En los galpones de esta casa desembarcaban las mercaderías (principalmente para los 2 grandes almacenes de la época: La Anónima y el Mercantil) y también los pasajeros. Lo hacían en botes, ya que no existía un muelle. Era la casa más próxima a la playa, por lo que desde aquí se avistaban los barcos, el Menéndez o el Asturiano que entraban en la ría una vez por mes.
La Abuela Paredes se destacó por ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio, un ejemplo de ello era el hecho de que constantemente recibía llamados telefónicos para averiguar “si llego o no tal barco". El pueblo de Río Gallegos quería abonarla pero la Abuela se opuso y le sacaron la línea telefónica, quedando Río Gallegos aislado. Pero tuvo un final feliz, ya que a las pocas horas le instalaron de nuevo la línea telefónica porque la misma empresa necesitaba de sus servicios y el pueblo entero la reclamaba.
Además, la Abuela Paredes avisaba por teléfono a los hoteles para que fueran a buscar a los pasajeros. Este fue uno de los primeros teléfonos instalados en Río Gallegos. Isabel Paredes, prestó un importante servicio, vigilando la boca de la ría con sus binoculares y comunicando a prefectura periódicamente la llegada de los buques y todas las novedades del puerto.
La colaboración prestada por don Domingo Paredes y sus familiares a los oficiales de la Marina era de imperiosa necesidad e incluso los marineros se protegían de las inclemencias climáticas en esta casa.
Isabel Cerda de Paredes fallece el 20 de Julio de 1972 y por decreto en 1972 se le concedió, a título no oneroso y por 99 años, el nicho municipal Nº 423 donde actualmente descansan sus restos. Por su trabajo y por todo lo que hizo en bien del prójimo, mediante el Decreto Ordenanza 1216 de la Municipalidad de Rio Gallegos, se denomina un pasaje con el nombre de "Abuela Paredes" y la casa de la Abuela Paredes fue declarada “Monumento Histórico Provincial” en 1996.