El Vía Christi (camino de Cristo) es un ritual de orígenes cristianos que convoca tanto por su significado espiritual como por su riqueza artística. Junín de los Andes es el paradigma de la festividad, con un Vía Christi que reúne elementos de la tradición católica y mapuche.
Junín de los Andes es un punto de referencia obligado en las celebraciones de la Pascua. A partir del año 2000 fue creciendo en esta localidad el ambicioso proyecto de un Vía Christi enfocado en un Cristo histórico, en el marco de la interculturalidad propia del lugar donde se unen culturas diversas como la cristiana y la mapuche.
El resultado final fue un circuito de 2,5 kilómetros que anualmente recorren miles de personas, tanto del lugar como visitantes. En sus quince estaciones se recrea la vida, la obra y la pasión de Cristo, como principal actividad del viernes Santo.
El recorrido comienza al pie del cerro De la Cruz y finaliza en la cumbre, gobernada por una cruz blanca. Todo el camino es acompañado por impresionantes obras de arte sacro, diseñadas por el arquitecto Alejandro Santana. Los guías son los encargados de dar a conocer los diversos significados de cada estación que representa una etapa diferente de la vida de Jesús:
Todo el recorrido está construido de materiales naturales. Hay un puente de troncos y una vertiente natural que tiene origen en el cerro, simbolizando el origen de la vida. En el último tiempo este camino fue adaptado para que personas ancianas y con capacidades diferentes también puedan disfrutar del ritual.
Parte de la oferta religiosa para quienes visitan Junín se encuentra atesorada en el Museo Municipal Mapuche, que está emplazado en la calle Gines Ponte desde su creación, en 1988. Su responsable en el comienzo fue el sacerdote Pascual Marchesotti, oriundo de Carmen de Patagones (provincia de Buenos Aires). Él fue quien recolectó muchas de las piezas expuestas, en los sucesivos viajes por la Patagonia y quien pidió expresamente que fueran llevadas a Junín, por ser un lugar con fuerte presencia de cultura mapuche. Allí es posible observar elementos arqueológicos y antropológicos, además de objetos paleontológicos y geológicos, todos pertenecientes a diferentes zonas de la provincia de Neuquén.
Entre otras cosas se exponen instrumentos musicales (como el sagrado cultrúm), artesanías, mapas, especies autóctonas de plantas y animales embalsamados, utensilios (morteros, arcos, flechas, boleadoras, cucharas), collares, joyas de bronce y plata (material muy significativo para los mapuches), grabados, pipas de piedra, arcilla o barro, piedras, vajilla, además de huesos de dinosaurios encontrados en la zona de Cutral-Có. El ingreso al museo es libre y gratuito y puede visitarse de lunes a viernes de 9 a 12 y de 15 a 20 horas.
Saliendo de la ciudad por la Ruta Provincial Nº 23 y luego de recorrer 17 kilómetros se accede al puente del río Malleo, en el que se bifurca el camino. Si se continúa con el recorrido hacia el este (siempre bordeando el este río) es posible llegar al asentamiento de la Comunidad Mapuche Painefilú. Los miembros de la comunidad reciben a los visitantes con actividades propias de su tradición. Los visitantes pueden acampar, comprar artesanías, degustar tortas fritas, pan casero, chivo asado o escoger entre las cabalgatas y la práctica de pesca deportiva.