A principios del siglo XX la producción vitivinícola comenzó su actividad en la zona del Alto Valle del río Negro. Diferentes establecimientos sembraron la semilla de lo que hoy es uno de los atractivos turísticos más importantes de la región. La Bodega La Falda fue una de las pioneras en esta rama económica.
La bodega fue fundada por Bernardo Herzig en el año 1910 cuando llega de Alemania al valle del río Negro, siendo parte del origen de la vitivinicultura del valle. En la actualidad forma parte del circuito turístico de la ciudad de Cipolletti y fue declarado patrimonio histórico de la misma.
Originalmente, la bodega tiene una capacidad de un millón de litros que son dedicados a la elaboración de dos varietales tinto en forma artesanal (malbec y merlot) y un vino blanco cosecha tardía (moscatel blanco). Debido al crecimiento urbano de la ciudad, la bodega quedó en la zona urbana impidiéndole la industrialización. Por este motivo, las casi seis mil botellas anuales de vinos elaborados con la marca HERZIG 1910 no se encuentran en el mercado, sino que están a disposición de los eventos y los turistas.
Actualmente es integrante de la Ruta del Vino de Rio Negro y Neuquén, compuesta por cinco bodegas rionegrinas y otras cuatro neuquinas. A través de esta organización se promociona el turismo enológico en la región, se realizan capacitaciones para el personal gastronómico y organizan todo tipo de eventos culturales como conciertos musicales a beneficio de entidades de bien público. Las diferentes actividades se realizan en las instalaciones de cada una de las bodegas, preparadas para recibir la visita del turista nacional e internacional.
Quienes deseen visitar el establecimiento deben comunicarse previamente para concertar los horarios de visita. Una vez allí, los atenderá y guiará por los distintos sectores de la bodega Jorge Herzig, el nieto del fundador. La bodega, además de realizar las actividades de la ruta del vino, organiza eventos privados como almuerzos, casamientos, cenas y reuniones empresariales, entre otras, en las cuales el catering está a cargo de María Carolina, chef de la bodega y cuarta generación de la familia.
Fuente y fotos: Bodega Museo La Falda