En Comodoro Rivadavia existen dos épocas bien diferenciadas de inmigración boliviana. Una se produjo a fines de la década del 50, cuando los bolivianos llegaron para insertarse en actividades petroleras, industriales o en la construcción; y otra a fines de los '70, con inmigrantes que tenían iguales expectativas que los primeros, pero que se encontraron con una realidad económica muy distinta en la ciudad.
El boom petrolero que comenzó en 1958 transformó a Comodoro en un polo de atracción laboral para la inmigración interna y externa, como la boliviana.
En Bolivia ya se había encontrado petróleo en la región de Santa Cruz de la Sierra. Las compañías norteamericanas estaban complacidas con los trabajadores locales y los trajeron con ellas cuando comenzaron a perforar en la Patagonia.
Los bolivianos que no sabían del trabajo petrolero encontraron refugio en la construcción. De igual modo, los que llegaron por tener un pariente o amigo en Comodoro Rivadavia comenzaron a trabajar de albañiles y oficios similares.
Los altos salarios de esta época hicieron que muchos pudieran independizarse y volverse a su país, en tanto que otros se radicaron en forma permanente en la ciudad.
La segunda ola de inmigrantes bolivianos llegaron a fines de los '70 con el imaginario puesto en la bonanza petrolera, pero se encontraron que la actividad había decrecido notoriamente.
La mayoría de los recién venidos se ubicó como mano de obra asalariada, especialmente en la construcción, y algunos pocos pudieron ejercer sus títulos profesionales como ingenieros o médicos.
Después de varios años de residencia en la región, el regreso a Bolivia fue muy difícil. Si no era por las trabas burocráticas de su país de origen, el casamiento con una argentina terminó por radicar definitivamente al inmigrante en suelo patagónico.
Asimismo, los que decidieron movilizarse con el grupo familiar, generalmente tuvieron parientes o amigos que los recibieron y los ayudaron a ubicarse en el nuevo suelo. Fue así que sus hijos comenzaron el proceso de socialización en las escuelas o en las colectividades, donde hoy en día muestran su cultura y aprenden una nueva forma de vida.