Llegando a Junín de los Andes por la Ruta Nacional Nº 234 nos encontramos con una plataforma de madera que con varios carteles nos informa sobre la fauna local.
La plataforma está frente a una serie de riscos que a primera vista no parecen distintos de otros tantos que vemos a lo largo del camino.
Pero la lectura del texto nos muestra que estamos en un lugar muy especial. Frente a nosotros están las rocas donde viven los cóndores. De golpe sentimos que se abre una oportunidad para apreciar mejor el mundo que nos rodea. Es maravilloso lo que un poco de información puede agregar a un viaje y al disfrute del paisaje.
Los carteles también nos instruyen sobre la flora local con ejemplos de los frutos más comunes. Nos cuentan los hábitos de los cóndores, dónde viven, cuándo y cómo vuelan. Nos dicen que estos aprovechan las corrientes ascendentes y por lo tanto es muy raro verlos aletear, de modo que pueden volar grandes distancias usando muy poca energía.
Son aves de gran envergadura y por lo tanto es posible verlas volar aún cuando lo hacen a gran altura. Este lugar nos ofrece una oportunidad única de conectarnos con la naturaleza, con aspectos desconocidos del mundo que nos rodea en nuestro viaje patagónico.
Y si tenemos suerte y paciencia es posible que sobre nuestras cabezas veamos el lento volar de estos gigantes que dominan el aire en busca de su presa.
Una gran oportunidad para detenerse y aprender.