El Perito Moreno es un glaciar activo. Es uno de los pocos en el mundo y el único en la Patagonia que avanza, a diferencia de otros, como el Upsala, que se encuentran en proceso de extinción. La ruptura en vivo.
Este avance, de 100 metros anuales aproximadamente, genera otro fenómeno de estremecedora belleza: el rompimiento del dique que forma en el brazo Rico del lago Argentino, ya que al avanzar el glaciar, toca la costa opuesta y forma el dique que interrumpe el paso del agua. Luego el agua se filtra bajo el glaciar y comienza a socavar su base.
En el año 1917 se registró la primera ruptura. El proceso se ha repetido en numerosas ocasiones, con intervalos regulares que incluso han hecho temer por la desaparición de tan prodigioso espectáculo. Es que para que el rompimiento ocurra es necesario el cumplimiento de una serie de pasos que dependen mucho de la acción natural y otro tanto de las modificaciones nocivas que ha hecho el hombre sobre el medio ambiente.
El lago Argentino, espejo de agua en el que descansa el casco de hielo del Perito Moreno, tiene varios brazos. El brazo denominado Rico está detrás de la Península de Magallanes y desemboca en el lago Argentino por medio del Canal de los Témpanos. Cuando el glaciar avanza tanto que llega a tocar la costa de la Península se forma un dique que impide el desagüe del brazo Rico en el lago.
Este brazo continúa recibiendo agua y nieve hasta superar el nivel del lago por 8 o 10 metros y aumentando la presión ejercida sobre el dique. Para que la presión disminuya el agua comienza a filtrarse por los sectores donde el glaciar tiene contacto con la tierra. El paso del agua va erosionando la base del dique hasta que la presión es insoportable y es allí cuando se produce la fractura tan esperada, que genera en los testigos del fenómeno un estremecimiento profundo e imborrable.
Uno de los últimos rompimientos fue en 1988 y cuando se temía por su desaparición volvió a suceder con inesperada frecuencia en marzo de 2004 y de 2006. Los expertos aseguran que no es posible predecir un suceso así.
Existen sobradas razones para estar atentos al trabajo del hielo en el Perito Moreno. Cada fractura es única e irrepetible. Y, si bien es difícil prever lo que ocurrirá en los próximos años, podemos esperar que vuelva a suceder, para disfrutar una vez más del hermoso espectáculo de este coloso patagónico.
Otro rompimiento memorable fue el del 2008, al producirse en invierno siendo testigo de un acontecimiento atípico ya que estos fenómenos son comunes en verano.
Desde la Secretaría de Turismo de Santa Cruz han aclarado algunos errores que se cometen al hablar de la mítica que hay alrededor del perito moreno. Uno de ellos tiene que ver con las dimensiones del coloso. Lo cierto es que el Perito Moreno tiene una longitud de 30 km, una superficie de 257 km2 y una altura que va desde 50 a 70 metros sobre el nivel del lago.
Y otro se relaciona con la idea que se difunde acerca de que “el rompimiento del glaciar Perito Moreno se produce cíclicamente, cada cuatro años”. Los testimonios históricos demuestran que la primera apertura documentada data de 1917, sin especificar la época del año; en 1926 el geólogo y fundador del museo paleontológico de Trelew, Egidio Feruglio, habló de una apertura como para “permitir el paso de un pequeño bote”; en febrero de 1940 se produce la ruptura del frente glaciario, le siguen luego la de 1942, 1947, 1949, junio/julio de 1951, marzo de 1952, marzo de 1953, 1956 y luego una gran pausa hasta 1966.
Después, la periodicidad se hace aún más variable: 1970, 1972, 1975, 1977, 1980, 1984 y 1988. De ahí en más, un largo silencio que se quebró en el 2004, dos años después en el año 2006, en el 2008, en el 2012 y en enero de 2013, aunque este último no es considerado técnicamente un rompimiento porque desde el Parque Nacional Los Glaciares argumentan que no llegó a cerrarse por completo el puente.
Un nuevo rompimiento se produjo el 11/03/2018 sin que pueda ser apreciado por los turistas que se habían acercado a presenciar el espectáculo ya que se produjo en la noche.
La estructura se fue horadando este año a mayor velocidad que en otras temporadas porque esta vez carecía de la altura que había alcanzado en años previos.
Cuando el agua comenzó a pasar del Brazo Rico al Canal de los Témpanos, al parecer entre el viernes y el sábado, los expertos calcularon que el colapso se iba a producir entre "dos o tres días" después.