Uno de los atractivos por los que se conoce mundialmente a Puerto Madryn es el avistaje de la Ballena Franca Austral en su período de apareamiento. Este cetáceo es uno de los monumentos vivientes de nuestro planeta que en invierno y primavera visita las costas de los golfos San José y Nuevo en la Península Valdés.
Pero este no representa el único atractivo turístico de la ciudad. Para quienes gustan de los deportes acuáticos, el buceo es una excelente alternativa y Madryn ofrece inmejorables condiciones para esta apasionante experiencia.
Lo primero y más importante para quien está decidido a emprender esta aventura es contratar un buen guía. En la Avenida Costanera se pueden encontrar agencias de servicio para bautismo submarino. Una vez tomada la decisión y cuando no hay vuelta atrás, el paso siguiente es la colocación del traje de buceo, confeccionado en grueso neoprene debido a que la inmersión se realiza a 10 metros de profundidad donde la temperatura del agua es bastante baja.
Cumplimentado este paso, inmediatamente se aborda una lancha que se interna unos 200 metros mar adentro. Al llegar a este lugar el instructor da una clase de 20 minutos o media hora en la que explica las técnicas básicas de buceo: cómo utilizar el respirador, señas manuales para comprender los mensajes más elementales, cómo actuar si entra agua en la máscara, y otras tantas recomendaciones que resultan vitales para que la experiencia resulte exitosa.
Culminada la charla sólo falta colocarse el tanque de aire comprimido y saltar a la inmensidad desconocida del fondo del mar.
Quienes realizan esta excursión por primera vez descubren un mundo fascinante que resulta muy difícil de describir, las sensaciones se suceden y no alcanzan los ojos para observar todo lo que ofrece este escenario mayúsculo.
No hay palabras que describan con exactitud ser parte por unas horas del mundo submarino. Nuestro consejo es que lo pruebe, y después nos cuenta.