¿Se imagina ser parte de una comunidad de pingüinos por un día?. Bueno, eso es lo que se puede ser en Punta Tombo a 181 kilómetros de Puerto Madryn y a 110, aproximadamente, de Trelew.
En esta Reserva Faunística se puede caminar entre estas elegantes aves, observar su forma de vida, seguir de cerca sus pasitos, mirar cómo conservan sus nidos y crías entre los arbustos, y ver un poco más de lejos cómo nadan en el mar.
Punta Tombo es la colonia de pingüinos magallánicos más grande del mundo, y no sólo eso, no existe otro asentamiento de pingüinos de esta magnitud a la que se pueda acceder tan fácilmente. Eso sí, para que siga siendo así se debe cumplir estrictamente ese dicho de que: "se mira y no se toca".
Desde Madryn se parte hacia el sur por la Ruta Provincial Nº 3 (asfaltada) en la misma dirección que para Rawson. Tras recorrer 70 kilómetros y habiendo pasado por la ciudad de Trelew, se llega al cruce con la Ruta Provincial Nº 1, de ripio. Desde allí y hacia el sur son 107 kilómetros más.
Por ser un área protegida, cuenta con la infraestructura mínima necesaria para su funcionamiento (sanitarios, quick shop, oficina de cobro de entradas y se encuentra en marcha un proyecto de centro interpretativo de flora y fauna del lugar).
Si regresa por el mismo camino de ripio se vuelve a la Ruta 25, donde puede optar por ir hacia la costa, visitando la ciudad capital de Chubut, Rawson, con su balneario Playa Unión, o emprender hacia el valle inferior del río Chubut pasando por la ciudad de Trelew. Por la misma ruta que conduce a Esquel (la Nº 25) se llega a Gaiman, una antigua colonia galesa que conserva sus tradiciones. Un consejo: no deje de probar el té galés.
Punta Tombo es una estrecha y pedregosa franja que penetra en el mar unos 3,5 km. Sus amplias playas presentan un suave declive que aprovechan los pingüinos para formar sus nidos. En 1979 la provincia de Chubut la declaró Reserva Faunística para proteger a los Pingüinos de Magallanes y las especies que conviven con ellos.
Las aves arriban anualmente a este lugar para anidar, aparearse, tener sus crías y mutar para luego emprender el viaje de regreso hacia el noreste de Sudamérica y cíclicamente regresar al año siguiente. Los visitantes se sorprenden mirando cómo se desplazan de aquí para allá buscando sus nidos o corriendo tras sus pichones.
Los pingüinos son aves marinas. Tienen alas pero no vuelan: están adaptadas para nadar. Es que estas aves pasan la mayor parte de su vida en el agua, inclusive duermen en ella. Al nadar son capaces de alcanzar una velocidad de 8 km por hora, aunque saltando por sobre el agua en tramos cortos la superan.
Un pingüino adulto mide unos 50 centímetros y pesa unos 5 kilogramos. El plumaje que caracteriza a la especie es el pecho blanco, lomo negro y un doble collar blanco y negro. La vocalización de los pingüinos adultos parece un rebuzno. La utilizan para alejar a los extraños y atraer a su pareja. En cambio los pichones, con un piar sibilante y continuado, piden su merecido alimento.
Agosto o Septiembre: Se puede apreciar el arribo de machos y hembras, la lucha territorial y el armado de los nidos.
Octubre: Época de incubación de los huevos. Entre 30 y 45 días.
Noviembre: Nacimientos y primeros cuidados para los pichones.
Diciembre: Crecimiento y una intensa actividad sobre la playa y las gaviotas y skúas acechando los nidos.
Enero: Los pichones salen del nido, mudan su plumaje e inician sus incursiones al mar.
Febrero: Los ejemplares juveniles mudan su plumaje, ocupan las playas, y se hace difícil llegar al mar.
Marzo a Abril: Finaliza la muda de jóvenes, comienza la de los adultos e inician la migración hacia el norte.
Mayo, Junio, Julio y Agosto: En esta época del año no se pueden apreciar los pingüinos Magallánicos porque están permanentemente en el mar alimentándose.
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