"Colonia Suiza es una opción ideal para vacacionar o recorrer en un día, en familia, disfrutando de sus comidas y costumbres", asegura Don Víctor Goye, pionero y referente de los vecinos de Colonia Suiza. La pequeña villa de montaña se emplaza a 25 kilómetros de Bariloche, al pie del cerro López y concentra cada verano una gran cantidad de mochileros y acampantes.
Varios campings, hosterías y alojamientos familiares albergan a los visitantes. Desde allí los turistas concurren a los senderos andinos, ya sea a pie o cabalgando, siendo las excursiones más frecuentes hacia la laguna Negra, el cerro López y el refugio Jakob.
No obstante, es la gastronomía la que mayor cantidad de visitantes convoca cada fin de semana. Los días domingos tiene lugar el tradicional curanto y también hay asado, empanadas y una exquisita repostería casera.
La aldea suiza se creó a fines del siglo XIX, cuando se radicaron en ella los hermanos Félix, Camilo y María Goye. Oriundos del cantón de Valais, en la suiza francesa, atravesaron la cordillera después de pasar por Chile.
A partir de 1902 con la promulgación de la "Ley Hogar", que favorecía la radicación de los inmigrantes, otras familias suizas se radicaron al pie del cerro López: los Cretton, los Mermoud y los Neu. Trabajadores incansables del agro, molían los granos a mano y en embarcaciones construidas por ellos mismos transportaban mercaderías hacia y desde el sur de Chile por los lagos andinos. También cultivaron cerezas, ciruelas, duraznos, manzanas y peras, con los que elaboraron dulces y conservas caseras que adquirieron renombre en la región. Con madera de la zona construyeron sus casas, la primera escuela y la capilla.
En la actualidad los descendientes de aquellos pioneros conservan las tradiciones familiares, orientadas hacia las actividades agrícolas que son complementadas con el turismo. En la colonia es posible encontrar una gran variedad de frutas y verduras caseras, quesos, dulces y frutas finas.
La tradición de la construcción en madera se mantiene en la mayoría de las edificaciones. En algunas confiterías-pub puede apreciarse desde sus ventanales el hermoso paisaje con el cerro López al fondo, a la vez que se prueba las delicias gastronómicas y se disfruta de espectáculos musicales para una visita que será inolvidable.
Durante sus viajes a Chile los Goye conocieron el curanto chilote con mariscos, que luego comenzaron a elaborar con carnes y hortalizas aquí. Hoy es uno de los principales atractivos, al punto de tener que "duplicar la cantidad de porciones, ya que es mucha gente que concurre a comerlo", comentó Víctor Goye.
También, desde allí parten las camionetas 4x4 que ascienden hasta el refugio del cerro López con salidas diarias y una excursión nocturna.
Varias de las casitas de té ofrecen diariamente una gran variedad de productos caseros, frutas y verduras de granja, sabrosos strudel y tartas con frutas finas, frambuesas al natural y quesos de cabra, que son solamente algunas de las exquisiteces.
Para pernoctar se puede optar por los campings como el Goye, el Meli Hué y el Huenei Ruca, o las hosterías o hoteles que allí se encuentran.
Elena Goye, descendiente de pioneros, atiende personalmente el museo del lugar, donde es posible observar antiguos elementos de labranza y herramientas para cultivar la tierra, utensilios de cocina, indumentaria y hasta patentes de automotores de principios de siglo.
También es muy interesante visitar el vivero Meli Hué, en el que se cultiva lavanda y se elaboran perfumes y jabones; la piscicultura dedicada a las cría de truchas; y la feria artesanal aledaña a la escuela.