Patagonia en bicicleta ver mapa
Carla Saralegui es oriunda de Neuquén, tiene 31 años, estudió Comunicación Social en La Plata, y se autoproclama más viajera que otra cosa.
Actualmente es Community Manager y se encuentra trabajando en su proyecto como productora de contenidos. Su idea a futuro es poder trabajar y viajar.
Un día tuvo un pico de estrés y decidió empezar terapia.
Su sueño era conocer El Chaltén.
Fue la terapia la que contribuyó a que tomara la decisión y se animara a viajar.
Se dio cuenta de que el dinero no era un impedimento.
En una conversación surgió que contaba con su bicicleta. No era una persona que entrenara sino que la usaba para salir de vez en cuando.
De un momento para el otro dijo ¨Me voy a El Chaltén en bicicleta¨.
Una amiga se ofreció a acompañarla durante un mes.
En ese momento se puso en campaña para buscar información, experiencias de otras personas, grupos, etc.
Todo sonaba increíble pero para ella parecía algo imposible.
A fines de diciembre partió con su amiga rumbo al Bolsón. Su amiga la acompañó hasta Esquel, y luego le tocó seguir sola.
Nunca se le cruzó por la cabeza viajar sola en bicicleta, sin embargo comenzó a enamorarse de la experiencia.
El Itinerario
Comenzamos por El Bolsón y continuamos por El Hoyo, Epuyén, Cholila, Parque Nacional Los Alerces hasta Esquel. Desde allí yo seguí sola por Ruta 40 hasta Ushuaia.
Hice algunos tramos en bici y en otros hice dedo porque eran de más de 250 km. También por el viento. Si vos me preguntás qué fue lo que me dio miedo, fue el viento.
Fui al Perito Moreno, de allí me fui hasta Los Antiguos y volví.
Un día venía caminando con un paquete de facturas que compré por $ 50. Venía un colectivo turístico y sus choferes me ofrecieron intercambiar facturas por mates.
También les ofrecí cerezas.
En ese intercambio de comestibles y charla, les comenté que mi sueño era llegar a El Chaltén.
Los choferes me comentaron que hacia allí se dirigían y se ofrecieron a llevarme.
Gracias a ellos llegé a El Chaltén. Me quedé diez días hospedada en lo de un amigo.
Allí decidí que quería ir hasta Ushuaia.
Crucé a Chile y entré a Tierra del Fuego por Punta Arenas.
Justo esa semana estaban cerrando todo por la pandemia.
El 19 de marzo estaba en Río Grande y decidí tomarme el último avión a Neuquén, antes de que cerraran todo.
¿Cuál fue el lugar que más te sorprendió?
El Chaltén superó todas mis expectativas. Fui a ver el amanecer a la cima y fue increíble.
También Epuyén, con sus lagos con color caribe, que no es tan conocido pero es muy bello.
También esos lugares muy pequeños, que te dicen que no vayas, y terminás conociendo gente hermosa.
Me pasó con la Línea Sur, donde paré en todos los pueblitos. Aún mantengo contacto con ellos. En un paraje una pareja me convenció de quedarme a dormir la siesta en su casa.
Alojamiento
Hacía noche en la carpa. También hubo gente que me fue invitando a que me quedara en sus casas. El instinto te dice dónde podés quedarte.
En El Chaltén y en Río Grande me hospedé en lo de amigos y familiares.
La gente me ofrecía tirar la carpa en los patios de sus casas.
También hice coachsurfing, y, cuando había tormenta también me hospedaba en alguna cabaña.
¿Qué otras dificultades atravesaste?
La dificultad más grande fue el clima, el viento y a veces las tormentas.
También los desperfectos técnicos de la bici. A veces eran pavadas pero nosotras no teníamos ni idea.
De todas formas yo siempre sentí que todo tenía solución.
Con respecto a la seguridad, no fue un tema para mí. Los lugares eran muy pequeños y la gente muy amable.
¿Qué es lo que nunca puede faltar en tu equipaje?
En un principio, la cámara y la bolsa de dormir.
Yo trabajo sacando fotos y luego vendo postales.
También el celu.
De ropa lo mínimo e indispensable. Dos pares de zapatillas (unas de trekking y otras más livianas). Y quizás unas sandalias para el agua.
Una remera de ciclista, unas mangas, camperita fina, las calzas de la bici y una calza larga. Cuatro o cinco mudas de ropa. Lo que más ocupa es el abrigo.
¿Qué tipo de preparación física tenías?
La verdad que ninguna, no era de entrenar en la bici. Simplemente la utilizaba para moverme por Neuquén.
Ahora hago más salidas, pero antes del viaje muy poco.
¿Cuál es tu mensaje para quien no se anima?
Que lo hagan. El primer pedaleo no te lo olvidás más. La bicicleta te da muchísima libertad. Hice lo que yo quería.
Te da la posibilidad de ver cosas que en otra forma de transporte no ves.
Ver un árbol, un bichito que pasa. No hace falta ir muy lejos para probar.
¿Cuál es tu próximo viaje?
El próximo será con mi pareja, mis perros… no es imposible, siempre hay una forma de hacerlo. Hay muchos grupos en redes sociales que te dicen cómo.
Tengo ganas de ir a Chile a ver a una amiga.
Mi idea es aprovechar el verano para cruzar la Cordillera.
No le quiero aflojar… una vez que le tomás el gustito es imposible parar.
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