Es un trayecto de 88 kilómetros de meseta plana hacia el norte de Puerto Deseado. Y entonces, de repente, después de hacer ese recorrido, llama la atención un faro de ladrillos rojos sobre una mole rocosa. Al acercarse a él se ven allí abajo lobos marinos de dos pelos pululando entre los islotes pedregosos de la costa. Sí, el lugar es Cabo Blanco, el sitio de una de las poblaciones supervivientes de lobos marinos de la Argentina.
Los lobos de mar parecen estar al amparo del faro, están libres y bajo la atenta protección de un guardafauna. Pero en el siglo XVIII y XIX no era igual. Fueron cazados implacablemente por personas que buscaban su preciada piel. Eso ocurrió hasta 1937, año en que el gobierno nacional decidió proteger estos animales y decretó a Cabo Blanco como Reserva Natural Intangible. Desde allí, los lobos marinos de dos pelos u osos marinos -como se los llama normalmente- reanudaron una recuperación lenta, pero continua.
Aunque la estrella es el oso marino, otras especies lo acompañan en Cabo Blanco. Se pueden ver leones marinos (Otaria Flavescens), varios nidos de cormoranes grises, de cuello negro y una cormoranera de cormoranes imperiales.
El acceso desde Puerto Deseado se realiza tomando la Ruta Nacional Nº 281. Más adelante se toma a la derecha por la Ruta Provincial Nº 14 y luego la RP Nº 91.