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Buenavista Glamping, un oasis de calma, paz y armonía ver mapa

Se enciende la cámara y conozco finalmente a Viviana, quien irradia calma, paz y armonía. Casualmente estas emociones dan nombre a los tres domos que actualmente forman parte de Buenavista Glamping.

Viviana y Marcelo son un matrimonio de 57 y 58 años respectivamente. Tienen un hijo de 19 que inició su carrera universitaria en Buenos Aires.

Viviana ejerció como contadora durante 30 años y Marcelo maneja una empresa de movimientos de suelos.

La pandemia los llevó a reflexionar acerca de muchas cosas. Los hizo parar una rueda que giraba sin cesar…  Y, de golpe se encontraron con una realidad tal que los llevó a pensar en lo que les pasaba y en lo que querían hacer de allí en adelante.

Nos preguntamos ¨ ¿Qué es lo que nos falta como pareja?¨, y desde ese punto, empezamos a buscar.

Siempre nos resultó atractiva la idea de incursionar en la hotelería, de brindar un servicio. Sentíamos que era algo que nos faltaba. Pero no queríamos un lugar que  nos obligara a viajar lejos, como a la Cordillera, a 400 kilómetros…

Fue entonces cuando Marcelo descubrió los domos, y nos enamoramos de la idea.

Empezamos una búsqueda a través de Instagram, Google y otros medios para encontrar el diseño adecuado para nosotros. Los domos resultaron ser de placas OSB, de madera, con 29 m2.

Los equipamos como un hotel, con una cama King, sillas, mesa, sillones, una pequeña kitchenette con un frigobar con consumición con cargo y un baño muy completo.

Hay un deck de 24 mts2. Un voladizo que da a un humedal, que es donde estamos insertos. Hay dos camastros para observar las estrellas fugaces por la noche. Lo que se ve es realmente inmenso.

Inauguramos el 20 de octubre del año pasado, cumpliendo hoy 4 meses, dice Viviana con una enorme sonrisa en su rostro.

Todo fue construido con esfuerzo propio, dedicando los fines de semana a este proyecto. Me encargué personalmente de las cortinas y de la decoración en general.

Desde la pandemia yo pinto… pinto en óleo, acuarela, pasteles. Estoy con una profesora desde hace tres años. Y digamos que con este proyecto, mi veta artística ha explotado. Yo no sabía que la tenía… acá es todo crear, dice emocionada.

Mi  profesión llegó hasta el 31 de diciembre el año pasado. Asique ahora me estoy dedicando exclusivamente a esto.

^{¿Dónde está ubicado Buenavista Glamping?}

Estamos situados en la ruta 151, km 30, Barda del Medio. El establecimiento está  a 50 metros de la ruta.

¿Qué servicios ofrecen?

Actualmente contamos con tres domos: ¨Paz, Calma y Armonía¨. Un salón que funciona como confitería, en el que actualmente atendemos a los huéspedes pero que, en un futuro planeamos abrir al público en general.

La comida que ofrecemos no es gourmet, es casera, recordando la cocina de la abuela. Los huéspedes vienen a desconectarse y buscamos brindarles paz, calma y armonía en un entorno natural.

A pesar de los desafíos, hemos avanzado rápidamente y esperamos ofrecer servicios adicionales como spa y masajes en el futuro.

También contamos con una piscina, un quincho y acabamos de concesionar el servicio de parrilla ¨El Dique, Carnes asadas¨.

Nosotros nos vinimos a vivir acá y nos ha cambiado la vida.

Es muy lindo lo que nos está pasando. Es un cambio que elegimos, dejando atrás otras cosas.

Estamos alejados del consumismo. ¨Mi trabajo es esta imagen¨, dice mientras muestra con la cámara el parque que la rodea, lleno de vegetación.

Yo me encargo de la cocina, preparo el desayuno, las tortas. Mi ocupación pasó de ser encargarme de Declaraciones Juradas a pensar qué torta hago.

También me encargo de la administración.

Tenemos a Nélida, María y José, que nos ayudan con las habitaciones y con la cocina.

_{¿Cuál fue el objetivo de crear un establecimiento y una experiencia como la de Buenavista Glamping?}

Ofrecer paz, es principalmente el objetivo de Buenavista Glamping  y por lo que fue creado.

A nosotros nos faltaba esa escapada y esa desconexión de la urbe… Salir de los problemas del trabajo, del día a día…

Los domos no tienen TV ni la van a tener.

Internet hay solo en el salón. Y la gente lo agradece.

Es para que los huéspedes se presten atención entre ellos, para que contemplen las estrellas, para que observen la fauna, y todo lo que el lugar tiene para ofrecer.

Esas pequeñas cosas que hacen que uno diga ¨Wow! Esto existe y no me doy cuenta.¨

Mimarlos, atenderlos, hacerles comida casera.

Mi especialidad son los panqueques con dulce de leche.

Una huésped los probó, cerró los ojos y me dijo ¨me hiciste acorar a mi abuela¨. Ahí yo dije ¨Misión cumplida¨.

La gente viene a desconectarse. Eso es lo que queremos.

En poco tiempo hemos avanzado muchísimo y lo bueno es que pudimos plasmar lo que queríamos hacer.

No es un lugar para niños. Es para adultos. Para una o dos personas, sin importar el vínculo.

Ayer se fueron dos chicas de unos 23 años, y cuando les pregunté qué necesitaban dijeron ¨Buscábamos la calma¨.

Acá no les organizamos la estadía. Si quieren actividades también las pueden realizar con total libertad.

Cuando le pregunto a Viviana cómo se llamará el próximo domo se sonríe y dice que tiene que pensar en una nueva emoción, una emoción positiva para el próximo domo.

Para mediados de marzo, abril, queremos abrir esto como confitería, o casa de té.

Esto va a funcionar de enero a diciembre, de lunes a lunes.

Tenemos tarifas diferenciales, estadías promocionales de un día y medio, de dos días, todo con desayuno incluido.

Después de contarnos acerca de los servicios y de su nueva vocación, Viviana dice emocionada ¨Esta soy yo¨, quedó atrás la que vivía detrás de un escritorio.

_{¿Por qué creés que se está dando este auge del Glamping?}

En estos cuatro meses que llevamos operando te puedo decir que es lo que la gente está necesitando.

En primer lugar, es esa escapada, esa desconexión.

Segundo, llama mucho la atención pasar una noche ahí, en esa estructura redonda.

Y por último, es una vuelta a lo natural, una vuelta a lo sencillo, a estar como más con uno y a la conexión con el otro. Porque tenemos mucho ruido alrededor y ese ruido no nos deja pensar.

Vivimos en una sociedad de alto consumo, estamos constantemente bombardeados, pensando en aquello que nos falta.

Y a nosotros ahora nos pasa, que estamos como aislados de la urbe, y soy feliz, no me falta nada.

No tengo esa necesidad de buscar, de generar, de comprar.

Yo creo que la gente viene, más que nada por eso.

Es una novedad, es cierto, pero a la vez es algo que todos necesitamos.

Es tan fácil vivir así… contemplar las estrellas fugaces, tenemos un cielo increíble….

La gente busca una desconexión, salir del ruido, parar un poco la rueda.

¨A quienes no conocen les propongo que vengan, yo les hago un recorrido, y después si les gusta la propuesta, vuelven¨, concluye Viviana irradiando felicidad, que, quién sabe, pueda ser la emoción que defina el próximo domo…