Esta criatura del Cretácico de pequeño tamaño, encontrada en las formaciones de bardas aledañas a la ciudad de Neuquén, fue descripta originalmente como un dinosaurio carnívoro posiblemente carroñero.
Recientemente, ha sido reclasificado y se lo ubica directamente como un dinosaurio aviano; más precisamente el ejemplar da nombre a la familia Alvarezsauridae que entre otros animales incluye a Patagonikus Puertay (otro dino patagónico) y al Mononychus Olecranus, una inusual y remota ave de Mongolia.
La familia de Alvarezsauridae está también estrechamente emparentada al ave más antigua y famosa que se conoce, el archaepteryx, cuyos fósiles difundidos mundialmente fueron encontrados en Alemania. Alraezsaurus fue confundido con un dinosaurio no aviano porque su esqueleto se asemeja muchísimo al de los terópodos (los carnívoros) tanto como al de las aves primitivas.
Era un ave corredora cuyos brazos estaban totalmente atrofiados, ya que al igual que el Unenlagia Comahuensis solo tenía en la extremidad una suerte de dedo con una pronunciada y filosa garra.
El Alvarezsaurus medía un metro de largo y tenía apenas 70 centímetros de altura. Se estima que no comía ningún tipo de carne. Los científicos sólo encontraron el cuarenta por ciento de los huesos de este animal lo que complicó la investigación y la determinación de la totalidad de sus características.
Los huesos y una réplica en tamaño natural se exhiben en el museo de la Universidad Nacional del Comahue. Lo curioso de este hallazgo es que se produjo a escasos metros del lugar donde posteriormente fue estudiado.
Muy cerca, en el mismo estrato del periódo Cretácico, también se encontrararon los fósiles de un Notosuchus, un primitivo cocodrilo. Sólo parte del terreno ha sido preservada y debidamente estudiada, a raíz del inevitable avance urbano de la capital neuquina.