Las poblaciones de la línea sur están marcados por una identidad cultural que ha sabido respetar a sus primeros pobladores aborígenes, adoptando los elementos que ha traído consigo el inmigrante europeo y muy en especial el proveniente de Medio Oriente, una de las colectividades más fuertes de la region.
En su extenso territorio, se mezclan ambientes de Estepa arbustiva y Monte, dando lugar a paisajes hermosos cargados de historias, que son conservados por el hombre y desgastados por el tiempo.
Desde Buenos Aires existen vuelos diarios a San Carlos de Bariloche y Viedma. Luego debe tomar la Ruta Nacional Nº 23, que cruza toda la estepa Patagónica, desde la Cordillera de los Andes hasta el Océano Atlántico. Por ella puede realizar el recorrido en auto o en ómnibus. Otra opción es tomar el Tren Patagónico, que realiza un recorrido frecuente entre Viedma y Bariloche al mismo tiempo que nos transporta a la historia regional, el nacimiento y progreso de las localidades de la línea sur, haciendo un viaje único y fantástico.
Quienes estén interesados en conocer cómo es la actividad económica que caracteriza a esta región, la ganadería ovina y caprina, pueden realizarlo y vivirla hoy como hace más de cincuenta años, ya que ha perdurado intacta con el paso del tiempo. Se trata de una experiencia de vivir la "Patagonia Real", la forma de vida de sus habitantes.
Los turistas podrán vivir las actividades tradicionales del campo, tales como señaladas, encierros, vacunación, esquila; saborear la gastronomía muy de “tierra adentro” y hasta alojarse en los establecimientos rurales habilitados. Disfrutarán de la calidez de la gente, quienes deleitarán con sus apasionantes relatos.
Esta enorme meseta de basalto, de origen precámbrico, hace miles de años se convirtió en una isla cuando el Océano Atlántico penetró en el continente. De esa manera, se constituyó en un refugio natural para especies animales y vegetales, las cuales al haber estado aisladas durante tanto tiempo, hoy son especies endémicas, únicas en el mundo.
En el lugar se hallan pinturas rupestres y petroglifos en cavernas y valles, que marcan la presencia humana en la zona de varios milenios atrás. Además, entre los 25.000 km cuadrados de extensión que tiene la zona viven los escasos pobladores actuales.
Esta región fue habitada en un principio por tehuelches y mapuches, pueblos originarios con una tradición milenaria. Luego llegaron los inmigrantes europeos y especialmente las comunidades árabes, quienes eligieron quedarse en el sur de la provincia de Río Negro.
En la actualidad, ese crisol entre las diferentes culturas son la base de los pueblos, que a través de la gastronomía y las artesanías muestran su identidad y tradición. Entre estos productos podemos encontrar los abrigos, chalinas y medias que se confeccionan en base a pelo de cabras y conejos de angora, extraído de los criaderos ubicados en la región; así como los tejidos de telar mapuche a base de lana, que son de excelente calidad y muy reconocidos.
Otra característica de la región es la excelente calidad de la carne ovina y caprina, que poseen un sabor suave y característico atribuido fundamentalmente a las pasturas, diferenciándose de otras zonas de la Patagonia. A la hora de realizar los asados de corderos y chivitos, el lugareño utiliza leña de piquillín, ramitas de jarilla o leña de vaca, que le aportan aroma y sabor.
Por su parte, la tradición árabe se aprecia en sus comidas como el humus, tabulé, quepi y laben y como aperitivo no puede faltar el anís turco.
Gracias a las diferentes geoformas y paisajes que forman la estepa, la meseta Patagónica, el monte y las elevaciones de la pre Cordillera, esta zona es un escenario ideal para la práctica de actividades en contacto con la naturaleza, tales como:
Estas actividades se realizan en paisajes, sendas y caminos poco transitados, donde el esfuerzo de desplazarse -por la siempre presencia del viento patagónico- tiene como premio alcanzar increíbles vistas panorámicas y conocer sobre la cultura, la flora, fauna y geografía del lugar.
Para quienes les apasiona descubrir las huellas de nuestro pasado, la región sur es un escenario ideal, al encontrarse vestigios arqueológicos de las culturas originarias que habitaban esta zona, tales como arte rupestre, elementos líticos y cacharros.
Estos signos pueden encontrarse en los museos de la región y también al aire libre, donde podrá observar la riqueza paleontológica de este territorio rionegrino. Conocerá imponentes bosques petrificados, pinturas rupestres en cavernas, innumerables hallazgos de las culturas primitivas, restos óseos de reptiles prehistóricos conservados en excelentes condiciones y formaciones erosionadas del terreno que evidencian el pasado geológico.