La traducción del nombre de esta criatura es Lagarto de los Andes y tiene la particularidad de ser el titanosaurio (una rama dentro de la familia de los herbívoros) más primitivo de los que se conocen hasta el momento.
El descubimiento estuvo a cargo del paleontólogo Jorge Calvo y de un poblador llamado Alejandro Delgado en 1987.
El hallazgo de los fósiles de este gigante constituyó todo un acontecimiento dado que fue el primero de los grandes descubrimientos en la zona del Comahue.
El Lagarto de los Andes responde a la imagen más conocida que se tiene de los dinosaurios, cuatro patas, cuello y cola larguísimos y cabeza muy pequeña. De este animal se encontraron la cola, parte de las vértebras de la espalda y de los huesos de las patas.
Este animal, que midió unos 15 metros de largo en la adultez, vivió hace unos 100 millones de años y compartió el hábitat con el fabuloso Giganotosaurus Carolinii, cuyos restos se encontraron en la misma formación geológica pero seis años después que el Andesaurious.
Los fósiles de este animal están en exhibición en el museo de la Universidad Nacional del Comahue, donde el artista Prebiterio Pacheco hizo distintas ambientaciones de lo que fue el hábitat del periódo Cretácico.
En la región del Comahue se encontraron muchos restos de distintos tipo de titanosaurios pero ninguno tan primitivo como el Lagarto de los Andes, cuyos fósiles están considerados entre los más importantes del Cretácico Superior.
El peso estimado de este animal en vida era de 20 toneladas. Una de las características anatómicas más salientes es que sus vértebras caudales anteriores tenían una cara anterior levemente cóncava y la cara posterior convexa, mientras que en las vértebras medias y posteriores sus dos caras eran planas. Todo estos detalles en su estructura son los que definieron su carácter primitivo.